La taberna del mar: enero 2009

30 enero 2009

Diecinueve poemas escritos en dos horas (4)



En la orilla.
En cuclillas mirando al horizonte.
Enfadados por alguna chorrada.
En silencio durante horas.
La espuma a veces nos moja los zapatos.
Con las piernas dormidas
y la mandíbula dolorida
de tanto apretarla.
Con ganas de matar a las gaviotas.
Los puños cerrados
apretando algún guijarro
que hace que sangren nuestras manos.
Te doy un codazo y sonríes.
Me empujas y me caigo de espaldas.
Rodamos abrazados por la arena.
Algo en tu bragueta me confirma
que todo ha sido perdonado.

___________________

Etiquetas: ,

28 enero 2009

Coimbra


Coimbra es un paseo fluvial junto al río Mondego, una colina sobre aguas transparentes y una red tupida de callejuelas llenas de gente.

Plazas e iglesias, universidad y conocimiento, edificios art déco conservados de cualquier manera, pequeños restaurantes y trolebuses blancos.

Caminas por Coimbra cuesta arriba, atraviesas puentes y esquivas los agujeros de las aceras, y yo voy detrás de ti, respirando el aire de esta tarde de año viejo, o delante de ti, extendiendo la alfombra sobre las losas que vas a pisar.

De entre las negras nubes amenazando lluvia sale el sol como elogio a la silueta de la ciudad. Y con la noche llega el año nuevo, has visto y oído la traca de fuegos artificiales más vistosa y ruidosa de tu vida, en Coimbra.



Etiquetas: , ,

26 enero 2009

Diecinueve poemas escritos en dos horas (3)


Duermes.
Por la ventana entra la luz filtrada
de una persiana a medio descolgar.
Se oye a una mujer que tiende
la ropa en unas cuerdas que chirrían
demasiado.
El polvo dibuja uno a uno los rayos
del sol de mediodía
y los dirige hacia tu espalda desnuda.
Ronroneas.
Me acerco a la persiana
y acaricio alguno de los rayos,
el más grueso.
Con mi mano rodeo su superficie
tubular de la ventana a la cama
de la cama a la ventana,
una vez y otra vez
hasta tu espalda,
por donde lo paseo,
golpeándola suavemente
(y otras no tanto).
_____________________

Etiquetas: ,

23 enero 2009

Oporto


Cuestas de Oporto
que terminan junto al río Douro,
largas bandas curvas adoquinadas.
Es lo que me queda en el recuerdo
con más claridad que el puente metálico,
con más fuerza que el restaurante Antunes
de la calle Bomjardin,
con más intensidad que el vinho branco
o que el pescado recogido por alguna barca
de una playa cercana
y servido después con patatas.
Cuestas que se bajan fácil
y que luego hay que subir.
Cuestas repletas de tiendas, almacenes,
locales medio vacíos o llenos a rebosar,
humedad,
gotas que caen
desde el borde del paraguas
o desde los aleros de madera podrida,
fachadas decoradas con loza descolorida.
El mercado de Bolhao,
reminiscencia de un mundo desaparecido.
Avenida dos Aliados arriba,
o desde la estación hacia abajo
–ahí, sí, ahí, ambiente popular–,
poca luz en las calles,
escaparates congelados hace décadas.
Andar como si buscáramos algo
cuando no íbamos en busca de nada.


__________________

Etiquetas: , ,

21 enero 2009

Diecinueve poemas escritos en dos horas (2)


Miro el mar del norte en tus ojos
para perderme
entre sus olas grisáceas.
No sé en que pensarás
pero disfruto cuando entornas
los ojos y te empapas
de recuerdos
(que a lo mejor no son ni siquiera agradables)
porque es entonces cuando
abandonas tu mirada atenta,
e inquisidora a veces,
y puedo penetrarte a conciencia,
sentarme al borde de tus acantilados
blancos y azotados por la sal,
levantar la mirada hacia el
horizonte brumoso y azulado,
respirar tu aire perfumado de ámbar gris
y de algas y de espuma.
¿Qué miras?, dices cuando sales
de tu embrujo.
El horizonte, idiota, el horizonte.

________________

Etiquetas: ,

19 enero 2009

Nieve de enero


Y de pronto, súbitamente, dejo los olivos de diciembre, llego a la costa y la encuentro nevada.

Comenzó a nevar suavemente, y por la noche desapareció la blanca capa. A la mañana siguiente volvió a empezar con timidez al principio, pero sin parar, hasta blanquearlo todo. Entonces fue cuando se puso a nevar con ganas. Del mar emergía vapor, como queriendo diseminar la tibieza del agua.

El blanco insuperable de la nieve hizo desaparecer todos los colores. El frío del aire congeló todas las tibiezas.


Etiquetas: ,

16 enero 2009

Diecinueve poemas escritos en dos horas (1)


A veces pienso
en todo el tiempo que perdí
antes de conocerte
y te digo que
hoy he soñado que fumaba.
Sonríes y haces el gesto
que designa a los insanos.
En todas esas tardes de verano
que perdimos
sudando en la siesta
acariciándome,
esperándote
y tú, a mil kilómetros,
quién sabe haciendo qué.
Miro por la ventana
y ya no hay hojas en el árbol.
Te vas al dormitorio
para que te deje en paz
con mis chorradas,
pero vuelves al rato
y te abrazas a mi espalda
y me llamas tonto
porque quizá has recordado
alguna tarde
en la que me echaste de menos
diez o quince años antes
de haberme conocido.
_________________

Etiquetas: ,

14 enero 2009

Olivos de diciembre


Aceitunas que caen de los olivos
sobre la tierra
formando una alfombra aceitosa,
al sol de un mediodía de diciembre.

Veintiún árboles en hilera
protegidos del norte
y una abundante cosecha
que llevar al lagar.

____________________

Etiquetas: ,

12 enero 2009

Al final... de aquellas noches


Ya volvemos, ya. Con tanta nevada hemos terminado las vacaciones tarde y a trompicones. Y para que el regreso tenga un nexo de unión con lo realizado hasta ahora, comenzamos recordando los títulos escogidos del 2008: “Al final”, de Serrano y “De aquellas noches”, de Zendoia.
Esperemos que el nuevo año sea feliz y próspero, y venga cargado de espléndidas cosechas.

________________________________________________

Al final

Siempre tú al final,
por más que desespere
entre los riscos de mis terrores mitológicos,
por más que, entre las ruinas,
arrastre mis sandalias de esparto
entre columnas y frontones deshechos,
por más que salte el agua del estanque,
verde y espesa como sopa de algas,
siempre tú al final.

Y sin embargo pienso que hemos perdido el tiempo,
que no hemos sabido
decapitar nuestras más sordas pesadillas,
que no hemos podido
alcanzarnos
entendernos
mirarnos
disolvernos.

Pero siempre tú al final.
Tú con tu mirada
de niño tímido al final,
con tu media sonrisa al final,
con tu arrastrar de pies,
con tu cogote gris
con tus silencios.
Siempre tú al final.

________________________________________________

De aquellas noches

¿Y qué queda de aquello?
Una noche, o cientos,
apoyado contra la pared de piedra,
sosteniendo una cerveza
ya sin espuma,
al borde de la barra.
A escondidas en la oscuridad,
medio extraviados de lado a lado,
queriendo abrirle un túnel a la vida
para escapar de la rutina,
así construimos el camino subterráneo
que traspasar para llegar a otro mundo
que creíamos invariable
y a la vez difuso,
cual carnaval alargado eternamente.
El vago rastro guardado
en una rendija del recuerdo,
pálida luz de noches negras
recorridas a ciegas,
mareo de mil ciabogas
como de remeros mutilados.
Nada más, tal vez,
que las flores marchitas
dejadas por la huella de tantas odiseas
que vimos al borde del camino.

________________________________________________

Etiquetas: ,